Ir al contenido principal

"La templanza es aprender a vivir sin ser esclavo de tus deseos"

LA MAYEUTICA, el arte de saber preguntar.

 La Noche en que Sócrates Desafió a un Joven a Pensar


Introducción:

Era una noche oscura y tormentosa en Atenas. El viento golpeaba las calles empedradas con tal fuerza que parecía que el cielo entero se estaba desbordando sobre la ciudad. Yo, un joven lleno de incertidumbre y dudas, caminaba bajo la lluvia, buscando respuestas a preguntas que me atormentaban sin descanso. ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Qué es lo justo? ¿Cómo saber si realmente estoy eligiendo lo correcto?

De repente, algo me llamó la atención. En el corazón de la tormenta, vi una figura solitaria bajo un árbol, como si nada en el mundo pudiera desconcertarla. Era Sócrates. La gente decía que este hombre no era solo un filósofo, sino alguien capaz de desarmar todas las certezas, haciendo que cualquiera cuestionara hasta lo más evidente. Decidí acercarme, buscando quizás la clave que me ayudaría a comprender lo que me preocupaba.


Capítulo 1: El Encuentro Inesperado

"¿Qué te trae por aquí, joven?", me preguntó Sócrates con una calma imperturbable, mientras la lluvia caía sin cesar. No parecía importarle lo que sucedía a su alrededor.

"He venido buscando respuestas", respondí, con la voz titubeante. "Tengo tantas preguntas, pero no encuentro las respuestas adecuadas. ¿Qué significa la vida? ¿Cómo sé qué es lo correcto?"

Sócrates me miró fijamente, su mirada tan profunda como el océano, y me hizo una pregunta que resonó en mi alma: "¿Sabes lo que estás buscando?"

Al principio, me quedé en silencio. ¿Cómo podía responder? ¿Qué sabía yo realmente sobre lo que buscaba? Estaba tan perdido que ni siquiera sabía cómo formular la pregunta correctamente.

Sócrates sonrió suavemente. "Las respuestas no siempre se encuentran en lo que sabemos, sino en las preguntas que nos hacemos", dijo con una serenidad que me desconcertó aún más. "Te enseñaré a buscar no a través de respuestas, sino de preguntas. La clave de todo está en cómo preguntamos."


Capítulo 2: La Lección de las Preguntas

Sócrates comenzó a caminar lentamente, mientras me hacía preguntas que me dejaban sin aliento. “¿Qué significa para ti 'ser una mejor persona'? ¿Qué te hace creer que tienes que 'mejorar'? ¿Y por qué crees que eso es lo más importante?”

Me di cuenta de que, aunque pensaba tener respuestas claras, las preguntas de Sócrates me obligaban a ir más allá de lo evidente. ¿Cómo sé que realmente estoy mejorando? ¿Qué significa 'mejorar'? Esas no eran preguntas fáciles. Pero al cuestionarlas, comencé a darme cuenta de que la verdadera evolución no es solo algo físico o material. La evolución humana tiene que ver con nuestra conciencia. Es un proceso interno, de reflexión profunda.

Sócrates, al ver mi confusión, continuó: "La vida no está en los éxitos ni en los fracasos, sino en las preguntas profundas que nos hacemos. ¿Cómo podemos decir que estamos creciendo si nunca nos preguntamos si nuestras metas son realmente las correctas?"

Este momento fue clave para mí: la clave del crecimiento personal no está en lo que logramos, sino en lo que decidimos cuestionar.


Capítulo 3: El Dilema del Bien y el Mal

Pasaron unos minutos, y Sócrates cambió de tema. "¿Qué es lo justo?" me preguntó de repente.

Me sentí desconcertado. Para mí, la justicia siempre había sido un concepto claro: la justicia es dar a cada quien lo que le corresponde. Pero Sócrates no se detuvo ahí. Me miró fijamente, con una calma perturbadora. "¿Qué pasa si alguien no tiene lo que le corresponde? ¿Es justo solo dar lo que se tiene, o también hay que considerar las circunstancias?"

A medida que avanzaba en su cuestionamiento, comencé a darme cuenta de que la justicia no era algo tan simple. No se trataba solo de lo que era "justo" en términos materiales, sino de comprender lo que realmente necesita cada persona, de entender sus circunstancias, sus luchas, y sus errores.

“Y el mal, ¿qué significa ser malo? ¿Se debe castigar siempre a alguien por hacer el mal, o tal vez lo que necesita esa persona es comprensión, no castigo?” preguntó Sócrates con voz firme.

Comencé a ver que la verdadera justicia no era algo que se pudiera imponer de manera rígida. La justicia también es una cuestión de comprensión y empatía.

Ejemplo cotidiano: Imagina que un amigo te traiciona. Lo primero que uno podría pensar es en castigar, alejarse de él, hacerle pagar por lo que hizo. Pero la mayéutica nos invita a preguntar: ¿Por qué lo hizo? ¿Qué lo llevó a actuar así? ¿Hay algo en mi reacción que también debo cuestionar?

Estas preguntas nos obligan a no quedarnos con la superficie, sino a buscar el por qué detrás de cada acción, y a cuestionarnos nuestras propias reacciones.


Capítulo 4: La Decisión sobre el Futuro

A la mañana siguiente, Sócrates me llevó a un grupo de jóvenes que se encontraban discutiendo sobre su futuro. Había uno en particular que se veía perdido, como yo había estado la noche anterior.

"¿Qué debo hacer con mi vida?", le preguntó Sócrates. "¿Por qué quieres estudiar lo que quieres estudiar?"

El joven le respondió rápidamente: "Quiero estudiar derecho, porque todo el mundo me dice que es lo mejor. Es un trabajo estable y respetado."

"¿Y qué te atrae realmente del derecho?", le preguntó Sócrates, sin perder la calma.

El joven se quedó en silencio, sin saber qué responder.

"Cuando tomas decisiones, ¿lo haces basándote en lo que los demás esperan de ti o en lo que realmente deseas hacer?"

En ese momento, el joven comenzó a comprender que las respuestas fáciles nunca nos llevan a lo profundo. La mayéutica nos obliga a hacernos preguntas que nos conecten con nuestro verdadero propósito. No se trata de seguir lo que los demás esperan de nosotros, sino de descubrir qué es lo que realmente nos llena.


Capítulo 5: La Gran Lección

Sócrates me miró, y por primera vez, vi en sus ojos una profunda satisfacción. "Hoy has aprendido algo esencial. Las respuestas más importantes de la vida no están afuera, están dentro de ti. Pero solo puedes encontrarlas si aprendes a hacer las preguntas correctas."

A lo largo de los días que siguieron, comencé a aplicar esa lección. ¿Qué significa para mí vivir una vida plena? ¿Qué es realmente el éxito? ¿Qué significa ser justo? Empecé a darme cuenta de que no existe una respuesta única para todo. Lo que importa es cómo nos enfrentamos a cada situación con la disposición de cuestionar, de aprender, y de descubrir lo que realmente importa.


Conclusión: Reflexiones para el Público

Quiero dejarte con algunas preguntas para reflexionar:

  • ¿Qué significa para ti 'ser una mejor persona'? ¿Cómo sabes si realmente estás mejorando en tu vida?
  • Cuando enfrentas una dificultad, ¿te preguntas por qué antes de reaccionar? ¿O solo tomas decisiones basadas en lo que otros esperan de ti?
  • ¿Cómo sabes si estás siguiendo el camino que realmente te llena? ¿Estás haciendo las preguntas correctas?

La mayéutica no es solo una filosofía antigua. Es un poder que está a tu disposición en cada momento de tu vida. Solo cuando aprendas a preguntarte lo que realmente importa, comenzarás a descubrir las respuestas que realmente te guiarán hacia un futuro más sabio y auténtico.


VIDEO COMPLETO EN EL SIGUINTE LINK: 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Domina tus deseos: La templanza según Sócrates

  Un mensaje desde la filosofía para el alma contemporánea Domina tus deseos. No porque el deseo sea malo en sí mismo, sino porque cuando él te gobierna, tú dejas de ser libre. Soy Sócrates, y si mis palabras te alcanzan a través del tiempo, es porque el alma humana sigue siendo la misma: inquieta, deseosa, confundida entre lo que quiere y lo que necesita. En mi época, como en la tuya, los hombres corrían tras el placer como si fuera el propósito último de la existencia. Pero he aprendido que no hay mayor tragedia que vivir esclavizado por lo que uno desea, sin antes preguntarse si ese deseo nos eleva o nos hunde. La templanza no es negarse al mundo, sino aprender a habitarlo con sabiduría. No es frialdad ni indiferencia, sino un calor interior que no arde con violencia, sino que ilumina con equilibrio. La confusión entre libertad y capricho Hoy, muchos proclaman ser libres porque hacen lo que quieren. Pero dime, ¿qué valor tiene una libertad que cambia de rumbo según el capricho...

SUFRES POR LO QUE PIENSAS, NO POR LO QUE PASA

  Oh discípulo de la razón , siéntate a mi lado y escucha con atención, porque hoy te hablaré de una verdad que, si la comprendes, te hará libre. Muchos vienen a mí con el rostro abatido, cargando penas, angustias y desesperación. Creen que sufren porque han perdido algo, porque otros los han herido, o porque el destino les ha sido adverso. Pero yo te digo:  no sufres por lo que pasa, sino por lo que piensas de lo que pasa . El ladrón puede llevarse tus pertenencias, pero no puede tocar tu juicio. El tirano puede atarte el cuerpo, pero no puede encadenar tu alma si tú no lo permites. La vida puede arrebatarte aquello que amas, pero no puede obligarte a sufrir por ello, a menos que tú decidas pensar que eso es un mal . ¿Y qué es el mal, sino una opinión tuya sobre lo que no comprendes? ¿Y qué es el sufrimiento, sino un grito de tu mente que se aferra a lo que ya no está o teme lo que aún no ha llegado? Tú eres el artífice de tu tormento . Has convertido pensamientos pasajer...

🛑 Tú elegiste sufrir... aunque no lo sabías.

Sin darte cuenta convertiste tu mente en un pequeño infierno. No fueron los dioses, ni el destino. Fuiste tú... alimentando pensamientos que te queman por dentro, repitiendo heridas como mantras silenciosos, atándote a juicios que ni siquiera te pertenecen. Muchos creen que el infierno es algo que vendrá después de esta vida. No. El verdadero tormento ya comenzó, está dentro de ti. No necesitas un demonio que te persiga. Te basta con tu propia voz, esa que no calla, que critica, que compara, que se culpa. Aparece cuando no gobiernas tus pensamientos, cuando repites las mismas heridas, cuando te haces esclavo de lo que no controlas.  🧠 El infierno no es un lugar. Lo construyen nuestros hábitos mentales. ¿Crees que necesitas un demonio que te persiga? ¿Un castigo celestial? No. El hombre ha aprendido a torturarse solo. Lo he visto una y otra vez: • Aquel que repite en su mente palabras de desprecio que le dijeron hace años… • Aquella que no se perdona por un error cometido, aun...