Por Epicteto, el esclavo que conquistó la libertad del alma
¡Oh, discípulo de la razón! ¿Acaso no te das cuenta de que la ansiedad es la tormenta de un alma que se aferra a lo que no puede controlar? Tú, que buscas la paz, debes comprender que el miedo y la angustia no nacen de los eventos en sí, sino de tu juicio sobre ellos. (de la opinión que tengas de ellos)
Mira a tu alrededor: los hombres sufren porque desean controlar lo incontrolable, porque su felicidad depende de lo externo. Pero, dime, ¿puedes tú ordenar al destino que siga tu voluntad? ¿Puedes hacer que los demás te amen, que la fortuna te favorezca, que el mundo gire según tus deseos? No. Y, sin embargo, te atormentas como si fueras el amo del universo.
Lo que depende de ti y lo que no
La clave para vencer la ansiedad es distinguir entre lo que está en tu poder y lo que no. En tu poder están tus pensamientos, tus juicios, tus acciones. Fuera de tu poder están la opinión ajena, los resultados de tus esfuerzos y los caprichos de la fortuna.
Si entregas tu tranquilidad a lo externo, serás como una hoja en el viento, sin rumbo ni estabilidad. Pero si la anclas en tu interior, en la virtud, en la razón, entonces ninguna tormenta podrá derribarte.
La ansiedad es un tirano que tú mismo alimentas
Cuando te preocupas por el futuro, ¿Qué estás haciendo sino atormentarte por lo que aún no ha sucedido? ¿No ves que sufres dos veces, primero en tu mente y después, quizás, en la realidad? Pero dime, ¿Qué sentido tiene angustiarse por lo que aún no existe?
Ningún hombre puede vivir en dos tiempos a la vez. Ocúpate de este instante, de este momento, porque es el único que posees. Actúa con sabiduría ahora, y el futuro se encargará de sí mismo.
Entrena tu mente como un atleta entrena su cuerpo
No pienses que la serenidad es un don que cae del cielo. Se cultiva con práctica y disciplina. Así como el atleta fortalece sus músculos con esfuerzo, así debes fortalecer tu razón con ejercicios diarios.
Cuando sientas ansiedad, pregúntate: ¿Esto depende de mí o no? Si no depende de ti, suéltalo.
Cuando el miedo te invada, recuerda: La muerte, la pobreza, la enfermedad… ¿acaso no son parte de la naturaleza? ¿Por qué temer lo que es inevitable?
Cuando la incertidumbre te atormente, repite: “Haré lo mejor que pueda en este momento, y confiaré en la razón para lo demás.”
La libertad es para quien no teme perder nada
El ansioso es esclavo de sus miedos, pero el sabio es libre, porque nada de lo externo le pertenece realmente. No pongas tu felicidad en el oro, en el aplauso, en el poder. Ponla en tu carácter, en tu virtud, en el dominio de ti mismo.
Cuando comprendas esto, la ansiedad se disipará como la niebla ante el sol. Porque el hombre que no teme, el que confía en su razón y en la naturaleza, camina por la vida con una paz que ningún infortunio puede robarle.
Ahora dime, discípulo: ¿Seguirás dejando que la ansiedad dicte tu vida o tomarás las riendas de tu alma? La elección es tuya.través de un viaje a Grecia, el narrador busca respuestas sobre cómo vivir sin ansiedad. Encuentra al Filósofo Epicteto, quien le enseña a distinguir entre lo que puede y no puede controlar. Esta historia te cautivará de principio a fin, veamos el siguiente video:
La ansiedad es el enemigo silencioso
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